Dado que los incidentes solo pasaban por la noche, decidió esconderse cerca de la construcción y esperar a ver lo que pasaba. A media noche un tremendo ruido se escuchó… Y la mayoría de los arcos se desplomaron sobre el Grand Canal. El joven maestro se quedó congelado por la siniestra risa que escuchó en su espalda. Él se volvió y vio la figura de un hombre envuelto en una capa negra que se encontraba de pie detrás de él. Era el Diablo, que se dirigió a él con las siguientes palabras: “Estás malgastando tu tiempo y tu esfuerzo. Ningún hombre podrá construir este puente de piedra. Pero si tú quieres, yo puedo ayudarte. Naturalmente esto tendrá un precio que deberás de pagar”. “¿Qué quieres de mi para esa ayuda? ¿Mi alma?”, dijo Sebastiano.
El Diablo estalló a reír. “No, lo que quiero es el alma de la primera persona que cruce el puente cuando esté acabado”. El hombre joven no lo pensó dos veces y aceptó. Él necesitaba el dinero y estaba preocupado por el nacimiento de su niño. También estaba convencido que podría burlar al Diablo. Al día siguiente puso a los trabajadores de vuelta al tajo y dado que ningún daño acaeció por la noche el puente fue terminado rápidamente. Mientras tanto Sebastiano estuvo pensando qué hacer y tuvo una idea. El Diablo no había especificado si la primera persona en cruzar el puente tenía que ser humana. Tenía un gallo que lo puso en una cesta para liberarlo justo antes de la inaguración. También colocó guardias a ambos lados del puente para que nadie cruzara el puente durante la noche antes de la apertura. Pero el Diablo que era más listo se disfrazó de trabajador y fue a la casa del constructor para ver a su mujer. Llamando a la puerta, la comentó que su marido estaría toda la noche en el puente y que había pedido que se uniera a él. La mujer le creyó, corrió hacia su encuentro y los guardias que la conocían bien no hicieron ningún intento de pararla. El hombre estaba entonces cenando cuando oyó voces en el puente. Levantándose, vio a Chiara en el puente y se quedó congelado. Despidió a los soldados y la acompañó a casa. Esa noche fue incapaz de dormir por todo lo que había sucedido.
No tuvo que esperar mucho. Al día siguiente, después de la inauguración oficial, una criada corrió entre lágrimas para decirle que su hijo había nacido muerto y que Chiara había también fallecido en el parto. Él corrió hacia su casa, pero su mujer ya estaba muerta. Entonces comprendió por desobedecer al Diablo había perdido todo lo que quería.